se conceden anualmente desde 1995 para celebrar "el perfeccionamiento del genoma humano honrando a aquellos que accidentalmente se eliminan a sí mismos, contribuyendo a que la próxima generación sea algo menos idiota. Evidentemente, este premio se concede a título póstumo". Resumiendo: Premio al cadaver más gilipollas.
Las reglas de los Premios Darwin son muy sencillas. El premiado no puede ser un suicida. Debe ser mayor de edad. No puede ser disminuido psíquico. No debe tener hijos ni hermanos para que sus genes no se perpetuen. Y sobre todo debe morir en circunstancias que muestren a las claras la estupidez del individuo en cuestión.
Premiados del 2006
Primer premio (8,0 en la escala Darwin)
Phillip, un ciudadano inglés de 60 años fue al dermatólogo por unas manchas en la piel. El médico le recetó una crema con base de parafina que debía aplicarse por todo el cuerpo. Y le advirtió que una vez aplicada la crema evitase acercarse a ningún fuego, puesto que los vapores de la parfina combustionan con mucha facilidad. Por ello la familia de Phillip le prohibió fumar durante el tratamiento. Pero Phillip, que se consideraba más listo que el médico, decidió fumarse un cigarrito sin que nadie le viese. Pero si le vieron. Es dificil no ver a una antorcha humana corriendo y gritando de dolor. Murió en la UCI.
Segundo premio (7,8 en la escala Darwin)
Jason y Sara, una pareja de estudiantes estadounidenses de 21 años, se aburrían en el centro comercial de su ciudad. Y para divertirse decidieron arriar un globo publicitario lleno de helio y meterse dentro. Seguramente la gente debió escuchar algo así como las llamadas de auxilio de los pitufos que salían del interior del globo y debieron pensar que formaban parte del reclamo publicitario. Y así murieron, con voz de pito pero muy felices por efecto del helio. Curiosamente Jason era estudiante de Ciencias.
Tercer premio (7,7 en la escala Darwin)
El dueño de un desgüace en Brasil intentó desmontar un misil pasando varias veces con su coche por encima del obús. Al comprobar que el método del atropello no era efectivo recurrió al Plan B: desmontarlo a martillazos. Y lo consiguió. La explosión fue tal que destruyó su taller, seis coches que estaban en su interior y evidentemente acabó con su vida. En el interior de otro coche de su propiedad que estaba aparacado fuera del taller la policía encontró 14 misiles más. O sea que si no hubiese muerto en el primer intento aún le quedaban 14 oportunidades más para conseguirlo.
No fue premiado, en cambio, un joven inglés de 17 años que decidió crear su propia espada laser al estilo de Star Wars con un fluorescente relleno de gasolina. Al encender la gasolina el fluorescente explotó, matando al aprendiz de Luke Stupidwalker. No es que no fuese lo bastante idiota como para ser merecedor de un galardón, pero las reglas impiden premiar a un menor de edad.
A pesar de tener 26 años tampoco fue premiado Kennon, un joven de Belice, que decidió hacer volar una cometa atada con un hilo de cobre. No tuvo la precaución de alejarse de unas torres de alta tensión y murió carbonizado. Lo curioso del caso es que Kennon era electricista. ¡Lástima, como tenía varios hermanos no pudo optar al premio!.
Pero el verdadero Campeón de Campeones de toda la historia de los Premios Darwin es un parado austriaco, 8,6 en la escala Darwin. Su casero observó que de la ventana de la cocina de su apartamento sobresalían unas piernas. Cuando la policía forzó la puerta se encontró con el piso inundado. En la ventana de la cocina estaba atrapado el inquilino con medio cuerpo fuera y el otro medio dentro del fregadero lleno de agua. Parece ser que tras una noche de drogas y alcohol nuestro protagonista no encontraba las llaves de casa y decidió entrar por la ventana basculante de la cocina. La forzó lo justo para pasar medio cuerpo pero debido a su penoso estado, quedó atrapado por la ventana, de alguna manera perdió el conocimiento y cayó en la fregadra a la vez que abría el grifo del agua caliente. Murió ahogado. Al final la policía si pudo encontrar las llaves del apartamento en el bolsillo de su pantalón.

P.d. A los que seguís vivos. Leed "La inmortalidad" de Milan Kundera. Brillante.
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1 comentario:
la gent esta realment molt malament de la caçola...
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